Quiero haceos llegar un evento que puede ser muy beneficioso en el desarrollo de la marca personal además de resultar todo un reto a la hora de contar una historia delante de gente.
El formato de presentación PechaKucha tiene su origen en Japón y consiste en exponer una historia de manera sencilla e informal mediante 20 diapositivas mostradas durante 20 segundos cada una (y que van cambiando de forma automática). Fue originalmente creado por Astrid Klein y Mark Dytham como un punto de encuentro para personas creativas donde pudiesen mostrar sus obras en público e intercambiar opiniones.
La idea fundamental de PechaKucha es permitir compartir las ideas de diversos speakers durante una noche, manteniendo un nivel de interés y atención alto mediante presentaciones muy concisas, y creando al mismo tiempo un ambiente mucho más distendido de lo usual en un evento que se centre en la intervención de ponentes.
PechaKucha Night en Alicante
Si os ha gustado el concepto es hora de que sepáis que este formato se va a realizar el mes que viene en la ciudad de Alicante, el día 14 de Diciembre de 2013, y aun necesitan speakers. Creo que cualquier persona que se considere creativa es capaz de contar un historia que llegue a la gente. Te animo a que pruebes.
Realiza tu presentación Pechakucha
La clave de una buena presentación es presentar algo que te encante. La mayoría usa las PechaKucha Nights para presentar sus últimos proyectos o trabajos creativos. Algunos otros comparten su pasión por algún tema y muestran su preciada colección de discos de Nana Mouskouri. Y otros comparten sus fotos de la última visita a pie de obra que hicieron o de su viaje más reciente. Siempre recomendamos a la gente que acudan a ver una PechaKucha Night antes de solicitar ser ponentes para que se hagan una buena idea de en qué consiste.
Las mejores presentaciones PechaKucha son aquellas que descubren algo inesperado – talentos inesperados, ideas inesperadas. Algunos PechaKuchas cuentan historias geniales sobre un proyecto o un viaje. Algunos son increíblemente personales, algunos increíblemente divertidos, pero todos son muy diferentes, y convierten cada PechaKucha en la proverbial “caja de bombones”.